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¿Qué es la depresión?

Se entiende por depresión al trastorno que implica un estado de ánimo deprimido o la pérdida del placer o el interés por actividades durante largos periodos de tiempo.


Para que podamos hablar de depresión como tal tenemos que plantearnos que se presente esta sintomatología (o al menos cinco de ellos):


-        Pérdida de interés o placer por actividades habituales, o que también se hayan dejado de hacer.

-        Sentimientos de tristeza y sin ganas de hacer casi nada durante el día. Ganas de llorar continuamente.

-        Pérdida o aumento de peso que no sea por otras causas ajenas.

-        Enojo, irritabilidad o  frustración en el desarrollo cotidiano.

-        Dificultades para concentrarnos en las actividades diarias.

-        Sentimientos de culpa continuadas sin ningún tipo de justificación por ello.




El hecho de que en momentos puntuales o durante etapas en las que haya sucedido algo que nos haga sentir así, no significa necesariamente que tengamos depresión. Sentir estos síntomas es común, ya que están muy ligados a la emoción de la tristeza, pero cuando esta tristeza empieza a ser más profunda y durante un periodo de tiempo muy largo, es cuando comenzamos a entrar en una etapa más depresiva.


Más allá de lo que entendemos por depresión, para conocerla y entender sus causas tenemos que conocer en profundidad los últimos años del paciente y también su infancia.


Muchas veces, además de la predisposición biológica a desarrollarla, la depresión es el reflejo en forma de estos síntomas comentados de varios factores: por una parte, puede estar relacionada con una carencia de afecto durante los primeros años de nuestra vida. Esta carencia o falta de amor y cuidados está enfocada en la seguridad emocional del niño, que puede ser tanto a nivel emocional, como física, mantenido durante un tiempo estable en los primeros años. Por otro lado, también lleva asociada en muchas ocasiones una dificultad en la regulación emocional, ya que la depresión es una manera que tiene nuestro cuerpo de intensificar un malestar que no estamos escuchando o al que no estamos atendiendo de la manera que necesitamos.




Así, y con estos “vacíos” de los primeros años, el infante no está nutrido emocionalmente y este “hambre” aparecerá en forma de estos síntomas sobre todo a partir de la adolescencia.


Por ello y para poder hacer frente a esta sintomatología, uno de las mayores ventajas respecto a ésta, es descubrirse a sí mismo y observar cuáles son nuestras carencias y cómo las podemos volver a nutrirlas. Es por ello que la terapia se convertirá en una guía, en un acto de afecto de nuestro terapeuta hacia nosotros, y en un camino para el autoconocimiento y poder enfrentarnos a nuestras carencias afectivas. Alimentándolas en este proceso se aliviará este hambre de amor y podremos disminuir o incluso desaparecer esta sintomatología que nos informa nuestro cuerpo.


Y mientras estamos trabajando en terapia, ¿Cómo podemos actuar frente a la depresión?


-        No te aísles. Si te aíslas hay más posibilidades de entrar en bucle frente a tus pensamientos y que posteriormente sea más difícil encontrar salida a todos ellos y te cueste más salir.

-        Mira de frente a tu tristeza, pero no la abraces. Mientras la trabajes en sesión podrás ir viendo las causas sin hacértelas tuyas ni culpabilizarte por ello.


Si quieres saber más sobre la depresión no dudes en ponerte en contacto con nosotros.

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