Ahora que vienen las Navidades queremos hablaros de la autoestima. ¿y por qué?
Pues bien, las Navidades son fechas en las que hay mucha ilusión por encontrarse y reunirse con los seres queridos, pero también son fechas en las que surgen conflictos debido al resultado de la convivencia.
Es una realidad, vamos a pasar más tiempo con familiares y seres queridos y , es importante que cada uno de nosotros tenga presente su autoestima pues mucho de los conflictos que surgen es debido a dejar de cuidarnos al poner por delante las necesidades de los demás a las nuestras propias. Esto no significa que haya que ceder en ciertos asuntos para tener una adecuada convivencia, pero siempre cuidando de uno. Para que esto no suceda, habrá que ejercitar la capacidad de cada uno para evaluar , tomar decisiones y comunicar de manera asertiva para que sean decisiones conciliadores para ambas partes.
Nathaniel Branden, psicoterapeuta canadiense, da la siguiente definición de autoestima que creemos que es muy práctica para tenerla presente:
“La autoestima, plenamente consumada, es la experiencia fundamental de que podemos llevar una vida significativa y cumplir sus exigencias. Más concretamente, podemos decir que la autoestima es lo siguiente:
1. La confianza en nuestra capacidad de pensar, en nuestra capacidad de enfrentarnos a los desafíos básicos de la vida.
2. La confianza en nuestro derecho a triunfar y a ser felices; el sentimiento de ser respetables, de ser dignos, y de tener derecho a afirmar nuestras necesidades y carencias, a alcanzar nuestros principios morales y a gozar del fruto de nuestros esfuerzos.
A continuación vamos a describir cuales son los pilares fundamentales para tener una buena autoestima y que te ayude a sentirte bien contigo mismo y por tanto con los demás.
Necesidad de pertenencia a un grupo: Pertenecer y ser aceptado por un grupo es una necesidad humana fundamental.
La necesidad de pertenencia se produce tanto en la familia como en el trabajo, grupo de amigos y las diferentes redes sociales con las que nos relacionamos en nuestra vida, ya que nos permite dar y recibir afecto. Cultiva tus relaciones personales y laborales, dedícales un tiempo, te hará sentir bien, y también a las personas que te rodean.
Necesidad de sentirse especial: Esta necesidad es referente a los demás: sentirse valorado, tener un estatus, prestigio… y también referente a uno mismo: respetarse, auto valorarse, creer que puedes. Valórate, es fundamental para que los demás también te valoren.
Ideas, creencias, pensamientos: Conjunto de creencias y valores que tienes acerca de quién eres, de tus capacidades, habilidades, recursos y potencial, que te han llevado hasta donde estás y que te dicen hasta dónde crees que puedes llegar. Párate un momento a reflexionar y valora qué piensas de ti mismo, tus esfuerzos y los logros conseguidos, hay veces que no se pude llegar a todo, debemos asumirlo y sentirnos satisfechos de lo que sí podemos hacer.
Hobbies e intereses: Es fundamental dedicar un espacio de nuestro tiempo a nuestros hobbies y a cultivar nuestros intereses personales, la vida diaria está tan cargada de responsabilidades que muchas veces al priorizar, nuestros hobbies acaban quedándose fuera, es importante intentar mantener un tiempo a la semana para las actividades que nos gusta hacer, lectura, cine, deporte…. pues nos van a producir sensaciones de bienestar.
Por último si tienes tiempo y te apetece realiza el siguiente ejercicio:
Refuerza en ti la convicción de que tienes valor como persona.
ARBOL DE LA AUTOESTIMA O DE LOS LOGROS
Dibuja un gran árbol, en las raíces de este árbol vas a ir depositando tus creencias, valores y capacidades.
En el tronco y ramificaciones vas a ir enumerando y escribiendo tus fortalezas y los apoyos más importantes con los que cuentas
Y en la copa del árbol vas a ir dibujando los frutos que van a representar tus logros y metas
Se trata que pongas encima de la mesa tus fortalezas, tus capacidades y tus frutos para que no olvides lo grande que eres y lo que has conseguido hasta ahora.
CONFIA EN TI, ES EL PRIMER PASO PARA UN CONVIVENCIA FELIZ
DISFRUTA DE TI, DE TUS SERES QUERIDOS Y DE LAS NAVIDADES
En la actualidad, las nuevas tecnologías han pasado a ser parte de nuestro día a día prácticamente desde que nacemos. Con esto, las redes sociales se han convertido en un medio más para relacionarnos que hemos naturalizado y hecho parte de nuestra rutina. ¿Pero cómo pueden influir éstas sobre nuestra imagen corporal?
En muchas ocasiones nos referimos a la imagen corporal como la figura de nuestros cuerpo, pero no es únicamente esto. Esta forma corporal lleva consigo la percepción subjetiva que tenemos de ésta y va a condicionar el cómo nos sentimos cada uno en relación con nuestro cuerpo. Esta percepción que tenemos sobre nuestro cuerpo no es estática, vamos construyéndola durante toda la vida, pero se hace más vulnerable en la adolescencia y se hace más sólida cuando vamos creciendo. Por otro lado, está muy influenciada por los cánones de belleza que se establecen socialmente y que marcan lo que es un cuerpo bonito de lo que no lo es.
Las redes sociales tienen un papel muy importante sobre la imagen corporal que desarrollamos. Muchas veces son escaparates de imágenes que publicamos en las que socialmente se considera que hay belleza. Diariamente se publican imágenes y se ven fotografías de personas que conocemos o que no conocemos que incluso tienen filtros que permiten modificar los rasgos faciales haciendo que las personas sean más similares a los cánones de belleza socialmente establecidos.
A través de todo este bombardeo de imágenes, recibimos todo el rato muchísima información que nos da un feedback sobre lo que es atractivo socialmente, lo que conlleva a la comparación social a través de las fotografías. Esto inevitablemente influye sobre las expectativas y exigencias que nos ponemos a nosotros mismos sobre nuestros cuerpos. Además, al ser información accesible, los algoritmos de las redes sociales se relacionan con las búsquedas que solemos realizar, y por tanto, con el contenido que vemos habitualmente, y si estos contenidos están relacionados con cambios físicos, te aparecerá publicidad relacionada con ello.
Esto puede facilitar que se desarrolle una imagen corporal negativa de uno mismo, ligada a las emociones de culpa, tristeza, vergüenza, etc. Y esto puede afectar a la relación que desarrollemos con nuestro propio cuerpo y lo que hagamos con el malestar que se genere en relación a éste.
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La endometriosis es una dolencia poco conocida pero que en realidad sufren una gran cantidad de mujeres, en concreto 1 de cada 10 mujeres en edad fértil, lo que se traduce en 190 millones de mujeres a nivel mundial. Se trata de una enfermedad crónica, sistémica e inflamatoria, de la cual se desconoce su causa, y que se da cuando hay un crecimiento de tejido endometrial fuera del útero, normalmente en las trompas de Falopio, ovarios y cavidad abdominal. Este tejido actúa de la misma manera que el endometrio, sangra con cada menstruación e inicia un proceso inflamatorio que el cuerpo detecta como extraño e intenta eliminarlo. Todo esto deriva en diversos síntomas dolorosos y emocionales, llegando a ser incapacitante para algunas de las mujeres que lo padecen.
Entre las manifestaciones físicas más comunes encontramos dolor durante la menstruación, dolor pélvico, dolor durante las relaciones sexuales e infertilidad. Otros síntomas que también se dan son dolor abdominal o de espalda, dolor al orinar o defecar, diarrea y/o estreñimiento, náuseas y/o vómitos, dolores de cabeza o migraña, hinchazón, fatiga e infecciones frecuentes. Esta enfermedad afecta a la calidad de vida de las mujeres que lo padecen (ya sea por el impacto de los síntomas o de los tratamientos médicos y quirúrgicos) y a su funcionamiento psicológico y social.
Se relaciona con un amplio rango de síntomas psicológicos como preocupación, catastrofismo, estrés, baja autoestima o falta de percepción de control sobre el dolor, siendo los más comunes la ansiedad y la depresión. El retraso en el diagnóstico, que puede ser de hasta 8 años, y la normalización de los síntomas de dolor son algunas de las principales causas, generando limitaciones en la actividad cotidiana e impidiendo un afrontamiento activo de la enfermedad a través de conductas de salud positivas. También se ha encontrado que existen otros factores como la aceptación, el apoyo social y las conductas de autocuidado que influyen en la percepción de su propia enfermedad y ayudan a mejorar su calidad de vida tanto a nivel físico como mental.
La sexualidad también se ve muchas veces comprometida a causa de la presencia de dolor durante las relaciones sexuales, lo cual puede derivar a su vez en otras disfunciones sexuales. Esto dificulta el tener una vida sexual plena y, sumado a los casos de infertilidad, afecta tanto a la autoestima de la mujer como a las relaciones de pareja.
En algunos casos y en función de los síntomas, las mujeres con endometriosis pueden ver alterada su capacidad de trabajo y su habilidad personal para relacionarse con otras personas, viéndose afectadas sus relaciones sociales o su vida familiar. Suelen quejarse de que nadie comprende su dolor, lo cual puede generar en ellas sentimientos de frustración y rabia hacia otros, así como aislamiento social.
No existe una cura conocida para la endometriosis, por lo que su tratamiento habitual consiste en el control de síntomas a través de terapia hormonal, fármacos analgésicos y cirugía. Otras recomendaciones son llevar una dieta rica en alimentos antioxidantes y antiinflamatorios, ejercicio físico moderado, fisioterapia, practicar yoga, relajación o mindfulness.
En muchas ocasiones el tratamiento médico no es suficiente y la intervención psicológica puede beneficiar a este grupo de mujeres. Es muy recomendable buscar apoyo psicológico de manera complementaria cuando existen problemas de incapacidad, malestar emocional, fertilidad o problemas de pareja. Es fundamental que las mujeres que sufren endometriosis se sientan entendidas y acompañadas en cualquier momento del proceso de la enfermedad en el que se encuentren, con el objetivo de conseguir una mayor sensación de control sobre la enfermedad y un afrontamiento activo de ésta para lograr una mayor calidad de vida.
